abastos bicentenarioEl gerente y cuatro empleados del único Abastos Bicentenario de Guayana fueron detenidos por presunta corrupción.

En Guayana, la “Operación ataque al gorgojo” arrojó como resultado la detención del gerente del Abastos Bicentenario, Rafael Antonio Medina Diderot, junto a otros cuatro empleados: Jhonny Alcides Hernández Pérez (carnicero), Oscar Fabián Rivero Valdez (recibidor), Elio José Corales González (recibidor) y Alexandra Marisol Ávila Maza (Analista de calidad).

Cabe recordar que desde las 6:00 am de este lunes funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), iniciaron la operación a nivel nacional, la cual consistió en chequeos a los Abastos Bicentenario, que derivó en la detención de 49 funcionarios en todo el país por presunta corrupción, correspondiendo cinco de ellas a Puerto Ordaz.

A pesar del operativo y las aprehensiones que tuvieron lugar, el Abastos Bicentenario, ubicado en el Centro Comercial Zulia de Puerto Ordaz, no dejó de prestar su servicio al público. Durante la mañana, los consumidores ingresaban a la tienda sin necesidad de hacer colas, con la salvedad de que solo se estaban vendiendo productos no regulados y que se consiguen fácilmente en los supermercados, como bebidas achocolatadas, enlatados y salsas.

Fuentes ligadas al Abastos Bicentenario aseguraban que los detenidos habían sido trasladados hasta el Gran Abasto Bicentenario, mejor conocido como Koma. Sin embargo, funcionarios del Sebin confirmaron que las cinco personas en cuestión fueron detenidas preventivamente en la sede de dicho organismo, ubicado en Vista al Sol, San Félix.

Diariamente, sin importar el día, se mantienen largas colas a las afueras del único Abastos Bicentenario de Ciudad Guayana, a donde debían acudir los habitantes de San Félix, por no contar con este establecimiento en su sector.

Solo los pocos días en que no se observaban las largas filas de personas esperando por al menos ingresar al centro comercial, y allí hacer otra cola para su ingreso al abasto, se decía que era porque en definitiva no había comida, o al menos los productos que tanto escasean.

Mientras tanto, el negocio de los “bachaqueros” no se hizo esperar para fijar sus ojos en el Abastos Bicentenario, no solo para la reventa de los productos, sino para la venta de puestos en la cola que, según denuncias de los mismos ciudadanos, se daba bajo la complicidad de empleados de la tienda.