Trabajadores advierten la ruina de las empresas de Guayana dada la falta de inversión y mantenimiento.
La explosión de un horno de CVG Alcasa, una de las empresas básicas de Ciudad Guayana, refleja lo que los trabajadores han advertido en los últimos años, el quiebre del parque industrial de la región por la falta de mantenimiento y de inversión por parte del Estado. El suceso ocurrido en el área de embarillado III dejó a una persona herida con quemaduras de segundo grado.
Los trabajadores de las empresas básicas han hecho constantes llamados a las directivas de cada una de las compañías, todas sin obtener respuesta efectiva, ante la falta incluso de equipos de seguridad, como en reiteradas oportunidades han reclamado los empleados de Alcasa, alrededor de 4.800 padres y madres de familia.
Juan Carlos Moya, trabajador de Alcasa, recordó que advirtieron el funcionamiento irregular de los hornos, incluso desde que fue instalada la comisión china en la empresa.
“Ninguno de los trabajadores que laboran en las áreas donde fueron instalados estos nuevos equipos fueron capacitados de manera integral para su funcionamiento, solo recibieron un sencillo curso sobre su encendido y apagado”, explicó.
La directiva de la compañía ha hecho caso omiso a los informes presentados por los delegados de prevención laboral ante el Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales, (Inpsasel).
“Lo que sucedió este jueves en CVG Alcasa y que por poco cobra la vida de nuestro compañero de trabajo, José Ramón Suárez, es una muestra de la poca importancia y apego que la directiva de la empresa mantienen por la clase trabajadora que a diario arriesga su vida para garantizar la operatividad de la empresa en condiciones infrahumanas”, acotó.
“Los trabajadores que desnatan los crisoles, quienes deben forrarse en un traje térmico, no tienen nada con que trabajar, por lo que se encuentran a la espera de algunos implementos de seguridad que nos prestará CVG Venalum para desnatarlos; mientras que el segundo horno chino instalado en el área de Fundición viene presentando problemas ante el cambio variable de temperatura que sube drásticamente de 1.000 grados a 1.500 grados, lo cual constituye una bomba de tiempo para sus operadores”, explicó Moya sobre la situación de Alcasa.
El ruleteo en clínicas
Por su parte, Miguel Ekla, también trabajador de Alcasa, deploró la situación que muchos trabajadores y pacientes de otras empresas han pasado por la suspensión de los seguros médicos en las clínicas. El afectado por la explosión del horno de Alcasa, antes de ser atendido pasó por al menos tres clínicas; la razón, el incumplimiento en los pagos por parte de la compañía.
“Es lamentable que CVG Alcasa no tenga un seguro de HCM que permitiera atender al trabajador con la prontitud del caso, ya que el seguro de la empresa no funciona, pese a que quincena tras quincena es descontado de sus listines”, repudió Ekla.