La mina Cicapra y otros yacimientos del estado Bolívar fueron tomados por el grupo terrorista ELN, según habitantes de Guasipati.
Han pasado solo tres meses desde la masacre en la mina Cicapra, ubicada en Guasipati, municipio Roscio, al sur del estado Bolívar. Ahora se habla de una nueva matanza de las que las autoridades se mantienen silente. Entre 20 y 30 muertos es el saldo extraoficial.
Habitantes y mineros de Guasipati denunciaron el secuestro de varios yacimientos y de las personas que allí laboran. No es solo la mina Cicapra, también están: Caolin, Florida, El Cuadro y EL Muertico. Nadie entra ni sale de la zona, por cuanto no pueden saber a ciencia cierta quiénes están vivos, quienes no.
Lo que sí aseguran es que se trata del grupo terrorista colombiano Ejército de Liberación Nacional (ELN). Aseveran que fueron enviados por el Gobierno para apoderarse de los yacimientos y poder negociarlos para la explotación del oro.
El diputado a la Asamblea Nacional por el estado Bolívar, Américo De Grazia, fue el primero en hacer la denuncia, al igual que lo hizo cuando la masacre de Tumeremo en 2016 y la masacre de Cicapra en febrero de este año, donde fueron asesinadas 18 personas.
En Guasipati no han visto cuerpos, pero la información es que serían quemados para desaparecer cualquier evidencia. Cuando la masacre de Tumeremo, los cadáveres fueron echados a una fosa, modus operandis común en las zonas mineras donde predomina la violencia por el control de las minas.
El temor se mantiene en la población. A pesar de la situación, mineros no se atreven a hablar y denunciar por temor a represalias. Muchos aún viven el trago amargo que dejó las dos masacres anteriores, las que causaron conmoción en el país, pues no han sido los únicos asesinatos al sur del estado Bolívar, en su mayoría ni llegan a ser de conocimiento público. Incluso, familiares han llegado a afirmar que parientes se han ido a trabajar a las minas y nunca más supieron de ellos.