ninos frontera colombia venezuelaLos niños que deben cruzar a Colombia para estudiar, esperan tres y hasta más, en colas con temperaturas que superan los de 40  grados centígrados.

Maltrato infantil sufren los niños de la frontera, de parte del sistema de movilización que implementó el gobierno nacional para permitirles el paso desde Venezuela hasta Colombia, para estudiar, en el caso de los habitantes de los municipios Pedro María Ureña y Bolívar del Táchira.

“Las colas que se hacen son terribles, nos toca esperar con nuestros niños mucho tiempo».

«Eso es inhumano y agotador para un adulto, imaginen para un niño todos los días aguantando calor, porqué ni un toldo tenemos mientras esperamos que nos busque el transporte del gobierno, que es el único permitido para llevarlos hasta el puente”, comentó uno de los representantes que se identificó como Alberto Gómez.

Así les toca a diario

La dinámica para cruzar a estudiar, en el caso de los escolares de la frontera del lado venezolano en el Táchira, es primero cumplir con una serie de requisitos presentados a los efectivos militares, quienes autorizarán el permiso hasta el Norte de Santander en Colombia. Esa documentación fue renovada recientemente cuando comenzó el año académico en el vecino país. Ya con el permiso deben estar en un punto designado por la Fuerza Armada, a pleno sol horas antes de su ingreso a la escuela; en el lugar los niños esperan en filas con sus representantes. Los uniformados chequean la autorización, luego un microbús los subirá y los llevará hasta la línea limítrofe del Puente Internacional (de Ureña o San Antonio), donde bajarán para esperar que un transporte del lado colombiano, los dirija a su colegio o se van en transporte público.

La denuncia de representantes de estos niños venezolanos, que por temor a que les retiren el permiso no declaran abiertamente mostrando sus rostros e identidades, es que los niños son sometidos a diario a maltratos importantes para llegar a su colegio, así como para retornar, porque esperar tres y más horas en cola hasta que llega su turno de abordar el transporte que los llevará, lo consideran una desconsideración.

Las temperaturas en la zona fronteriza son superiores a los 35° centígrados y en tiempo de verano, como el actual, sobrepasan los 40°. Los niños están en pleno sol mientras abordan, no tienen ni un techo que los resguarde.

“Aparte de esa situación climática que todos saben es muy fuerte aquí, ellos sufren cada mañana antes de salir de casa, pensando en lo que vivirán. Mi hijo no quiere ir al colegio por no enfrentar el padecer y está muy afectado psicológicamente porque no entiende por qué le pasa eso».

«Tiene 6 años y me dice mamá ya no quiero ir más, ni quiero ver los militares ¿por qué los demás niños de otras partes no les toca eso, mi primo de San Cristóbal me contó?”, cuenta la madre de uno de los niños que vive en la fronteriza ciudad de Ureña.

Cancillerías y misiones humanas

Representantes de los niños venezolanos que estudian en Colombia, pidieron intervención de los gobierno de ambos países, en especial de las cancillerías, a fin de que mejoren las condiciones de esa movilización y coloquen una cantidad de transportes que aminore las horas de espera de los escolares de Ureña y Cúcuta.

Exigen la intervención de las autoridades de ambos países, de acuerdo a Gómez, quien explica que al llegar a Colombia un transporte cobra entre 15 mil y 20 mil pesos, lo que equivale hasta a 4 mil 800 Bolívares, para llevarlos hasta su colegio semanalmente, pero la mayoría paga transporte porque no pueden asumir tanta inversión.