fronteraMientras el pueblo pasa hambre y hace colas extremas en la frontera, baja la más estricta restricción, autoridades comen de lo lindo en restaurantes. 

Uno de los puntos más golpeados del país en estos momentos es la frontera colombo venezolana. En los municipios Bolívar y Pedro María Ureña, donde inició el cierre de frontera hace tres meses exactos, el pueblo está pasando la de caín.

“La gente en la calle con temperaturas de 45 ᴼ centígrados, hace colas por llevar una bolsa de harina, que pagan, todo bajo el orden de los uniformados. Veo desmayarse a muchas mujeres”.

Un habitante del lugar que prefiere no identificare por temor, contó que mientras ellos pasan hambre el alcalde de Ureña y el comandante de la Guardia comen en restaurantes comida gourmet.

“Comer en un restaurante, el mejor de la frontera, no es delito, pero va poco público porque no hay como pagar esos lujos. Y lo que duele es que el alcalde Alejandro García y el comandante Villamizar, jefe de gobierno y del destacamento, comen de lo mejor, se saludan de lo lindo, mientras nosotros peleamos con el hambre allá afuera. Nada les importa, las calles de Ureña y de San Antonio, incluso frente al restaurante, están llenas de huecos”.

El cierre de la frontera solo trajo cierre de negocios, pérdida de empleo, más colas y escasez, dijo Sebastián, quien considero que la gente debe conocer que para todos no es amarga la realidad, porque las autoridades tienen cómoda vida. “Lo difícil es para nosotros”.

“Cuando denuncio la cita gourmet ante un medio, de dos servidores públicos, es solo para que se sepa el doble discurso. Pido más atención hacia la frontera porque no siento identificación con autoridades”.

El informante dice que es justa una mayor atención a la frontera de parte del gobierno nacional y regional, pero también de los venezolanos: “nos dejaron solos, o con gente a quien poco o nada le importamos”.

Dice que la foto que muestra de los dos funcionarios almorzando, el mismo día, en el restaurante que emula a París en sus vitrales, es para que se entienda, que según él, el discurso va en contra de la acción de los políticos y los uniformados. “Y no hablo de política, el alcalde es opositor y el comandante está con el presidente”.