El bachaqueo por redes sociales se ha hecho común y aunque bachaquear o revender productos de primera necesidad, es un delito en Venezuela, esta modalidad de «comercio» se ha vuelto frecuente a raíz de la enorme escasez en el país.
El bachaqueo por redes sociales es la modalidad por la que han optado ciertos grupos de personas, para mostrar y vender productos de primera necesidad al «mercado negro» en el Táchira. La que práctica consiste en revender artículos regulados y otros escasos, buscando burlar las restricciones del Gobierno, es muy común y nace de las deficiencias en la economía venezolana como control de precios, escasa o nula producción y las enormes restricciones para comprar y vender.
Patricia decidió contar como trabaja ella con el bachaqueo por redes sociales, pero por ser un delito penado hasta por 10 años de prisión, decidió no dar su nombre completo.
“Yo soy docente, tengo dos chamos que mantener, y jamás un salario de maestra me va a alcanzar en este país de locos, donde en el mismo día te suben un producto. Así que como no hay mucho donde trabajar como alternativa, me dediqué a bachaquera. Hago colas, pongo a mi hijo mayor a que me ayude, compro a un precio y revendo. Para no exponerme lo hago con mis contactos de whatsapp y hasta por Facebook, pero con mensajes privados es que doy el precio. Además, ya no me arriesgo mucho, tengo clientela fija que más bien me ruega por productos que ni existen en San Cristóbal y que compro en otras ciudades”.
La mujer dice que todo funciona como un cartel de droga: “Si logras conectarte con la gente del Gobierno que distribuye alimentos, o con un militar, las ganancias son enormes. Ahí sí se va uno para arriba, yo no he tenido esa suerte, así que me toca más bravo, de cola en cola, pero ya me avisan y tengo mis contactos en los comercios, les tiro algo para el fresco y compro”.
Más caro que en Dubay
Eliana Ruiz, es la otra cara del “bachaqueo”, ella es víctima. “Yo por el trabajo de 8 horas al día y con tres hijos, no tengo tiempo de ir a hacer colas, que son muy largas. Así que me toca que caer con los bachaqueros, que te cobran muchísimo más de lo que vale un producto. Me da rabia lo que me quitan por unos pañales para el niño que no llegan a 200 bolívares, y he pagado más de mil. La plata se va en eso, aquí todo es más caro que en Dubay, y aquí no hay jeques”.
Dice Ruiz que en algunas ocasiones hace colas, los fines de semana, pero sólo tiene un día para comprar de acuerdo a la terminación de su número de cédula y las filas humanas son enormes.
“La leche en polvo por ejemplo, en mi caso no se ha vuelto a ver. Sólo compro lo obligada para comer y atender los niños, y bueno, lo que nunca pensé, racionar la comidita. A veces quedamos con un poco de ganas de comer más, pero hay que medirse para que rinda, les digo a mis hijos”.
Dice además que tiene varios “bachaqueros” entre sus contactos, ellos pasan por un mensaje la lista de lo que tienen en existencia y cuánto vale.
“Unos les escribe y luego paso buscándolo. Si es mi vecina, ella trabaja con eso y me lo lleva a la casa, pero por eso, a domicilio, le pone 10 o 20 por ciento de aumento”.
Hasta 2000% de ganancia el bachaqueo por redes sociales
De acuerdo a la información de una bachaquera, un kilo de pasta marca Gran Señora que compra en 18 bolívares, la vende en Bs. 300, lo refleja una ganancia de dos mil por ciento; unas toallas sanitarias de 24 Bs., las comercia en 440; 1700 por ciento de ganancia obtiene la mujer.
En esas escalas referenciales de precios se mueven casi todos los productos de primera necesidad, y a mayor escasez de un rubro, más elevado el precio del producto en el mercado negro.
¿Qué es bachaquear?
Los bachacos son insectos que están organizados en colonias y su trabajo permanente es cargar hojas o ramas hasta su nido. Se ven en grandes columnas ir hasta sus aposentos, y en una sola noche, bajo la dirección de su reina, pueden acabar con un cultivo de frutas u hortalizas.
Los venezolanos comenzaron a llamar “bachaquero” a las personas que hacían y hacen grandes colas humanas frente a los comercios, compran los productos de primera necesidad u otros también escasos, y los revenden a precios muy por encima de lo que lo compraron.
Los economistas definen esta práctica como un reflejo de una economía enferma. En un país que importa casi el 90 por ciento de lo que se consume, luego de la destrucción en los últimos 16 años, de casi todo el aparato productivo.