crisis económica¡Almuerzo gratuito! Se lee y no se cree, pero sí es realidad, pues en tiempos de crisis económica y de escasez de alimentos las organizaciones sin fines de lucro como Cáritas no cesan en su labor social.

Desde la Diócesis de Cabimas en el Municipio Santa Rita del estado Zulia, una importante labor como brindar almuerzo gratuito a los más necesitados, es el norte de una organización sin fines de lucro llamada Cáritas. Tienen más de cuatro años llevándole el pan a aquellos que por la crisis económica en Venezuela o por cosas del destino, no tienen que comer.

En un espacio extenso perteneciente a la Iglesia Nuestra Señora del Rosario de Aránzazu, está el comedor de Cáritas, adornado sólo con las ganas de servir al más necesitado. A este lugar acuden diariamente aproximadamente 100 personas de bajos recursos, que siempre tienen su puesto asegurado en cada una de las mesas, para degustar de un almuerzo totalmente gratuito, que es recompensado con la felicidad de ver a cada uno de los rostros llenos de felicidad por tener un sustento.

Cocinar para tantas personas no es tarea fácil, pero para ello cuentan con 15 colaboradores que ayudan incesantemente en la continuación de esta gran obra humanitaria. Entre esos tantos que dejaron de lado sus intereses personales para dedicarse a esta hermosa labor está Julio Nava, él es un monaguillo de la Iglesia Nuestra Señora de Aránzazu, que confesó a elcorreodelorinoco.com, que desde que ingresó al comedor de Cáritas, no se ha podido despegar bajo ningún motivo.

“Nosotros hacemos esta labor en nombre de Dios por lo más necesitados, no sólo en dar comida sino en ayudarlos en cualquier índole social que tenga que ver con su formación personal y de salud, guiándolos para que sepan que aquí tienen una mano amiga, aportar como cristianos, pero sobre todo como comunidad”, dijo Nava.

Para sus colaboradores, el motor principal que los empuja a llevar a cabo esta obra es la vocación al servicio y dar sin recibir nada a cambio, por eso de lunes a viernes desde las 7:00 am se reúnen en la sede para planificar el menú en base a lo que haya dentro de sus neveras.

Nava manifestó que bajo el lema “Sólo damos lo que tenemos” a partir de las 11:30 am comienzan a llegar los beneficiarios, quienes reciben en una bandeja los alimentos y juntos como comunidad dan gracias a Dios.

“Pasamos lista y cada quien toma su plato, luego hacemos la oración, a diario ese es el momento más emotivo, porque elevan sus manos al cielo dando gracias a nuestro Padre Celestial”.

Indicó además que este beneficio también lo reciben personas de avanzada edad que, por enfermedades y el desgaste de los años, no pueden dirigirse hasta el comedor, pero que de igual forma a estos abuelitos les llega la comida a la puerta de sus casas de mano de los colaboradores.

“Cuando no hay comida que servir salimos a pedir”

Delia Olivares, otra de las colaboradoras, afirmó con un suspiro intenso, que la mayoría de los alimentos que preparan son donaciones de distintas personas de la comunidad, que humildemente colaboran con lo poco que tienen, desde un kilo de arroz hasta una pequeña bolsa de frutas, pero no todo el tiempo reciben ayudas, sin embargo, a pesar de la eventualidad no dejan de servir: “No todas las veces nos traen la comida, buscamos con la gente que viene a la iglesia, los otros colaboradores se mueven de aquí para allá para conseguir algo, cuando no hay comida que servir salimos a pedir”.

Confesaron que la situación de crisis económica sumada a la escasez de alimentos que se vive en todo el país, los obligó meses atrás a cerrar sus puertas por unos días, interrumpiendo sus labores.

Detalló que, otras tantas veces, cuando la despensa se encuentra vacía se van a los supermercados a hacer las interminables colas en búsqueda de alimentos.

Los colaboradores de Cáritas lamentaron que una vez los tuvieron un impase con efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, porque no los dejaban entrar a un supermercado a comprar la comida que prepararían horas después, aseguraron que mostraron el aval de ese comedor comunitario y que, a pesar de esto, no les permitieron el acceso.

Beneficiarios dan gracias por esta labor

Un indigente que asiste a diario a Cáritas a recibir su almuerzo gratuito manifestó su gratificación al encontrar en esta organización sin fines de lucre un plato con comida.

“Dios existe y vive en esta gente bonita que nos da de comer, ojalá nunca se acabe porque muchos vivimos en la calle, dormimos en el piso y aquí nos reciben como si uno fuese un hermano más”.

Los colaboradores sólo piden ayudas para continuar brindándole a la comunidad esta importante y loable labor de dar un almuerzo gratuito a quien no tenga que comer, muestra de que Venezuela parió hijos dispuestos a extender una mano amiga y dar lo mejor sin importar estatus, color de piel, ni tendencia política.