Así lo señala un venezolano que participo en la Toma a Caracas y que exige a las delegaciones internacionales ser mas solidarias con este país.
Rubén Reboso participó en la Toma de Caracas con su familia. Lo pensó varias veces antes de tomar la decisión porque las amenazas del Gobierno de Venezuela fueron incesantes, sin embargo, mas pudo el amor por dos hijas que tuvieron que irse del país y la amenaza de que una tercera las siga, que el pánico que intentaron imponer grupos violentos, los cuerpos de seguridad con sus cierres de vías y hasta el mismo presidente Nicolás Maduro junto al diputado Diosdado Cabello con sus discursos.
“Participé en la marcha y lo que vi fue espectacular, una Venezuela sin miedo, diciéndole al mundo que esto no nos gusta, que la inseguridad nos esta matando, yo si fue fui a la marcha y mañana cuando me pregunten o a mis hijas diremos que estuvimos en la “Toma de Caracas”, esto es historia”
Al ser consultado sobre el rol de las autoridades de la Mesa de la Unidad Reboso considera que cumplieron su objetivo, demostrar la presencia de un pueblo que rechaza al Gobierno de Maduro.
“Venezuela necesita que cambie, necesitamos ayuda y me molesta ver que las delegaciones diplomáticas que están en Venezuela poco hacen. Se está muriendo la gente, ellos lo ven, saben que aquí los muertos en un fin de semana son más que los de la Guerra del Golfo, en un fin de semana mueren mas de 500 personas. Entonces un poquito mas de solidaridad, Venezuela siempre fue la cuna de los refugiados. ¡Ayúdennos que nos hace falta!”.
Considera además este hombre de pueblo, que será imposible para Nicolás Maduro gobernar este país. “Las marchas van a seguir, la protesta va a seguir, la gente no está conforme, está brava. Si cree ( Maduro) que matando a todos va a lograr algo, lo dudo, a la larga se va a quedar con 4 pelas gatos que no producen y el país solito”.
Lamentó además el rol que cumplió en la jornada de la Toma a Caracas de la Guardia Nacional Bolivariana y de diversos cuerpos de seguridad que se hicieron eco de las instrucciones del Gobierno para impedir el desplazamiento de cientos de venezolanos hasta la ciudad capital, lugar del encuentro.
“Da pena ajena. Yo me imagino que la familia de ese Guardia Nacional también se está muriendo de hambre. Ellos de pronto no porque consiguen en las alcabalas que montan, para camiones y les quitan y tienen el bozal de arepa, pero sus madres no, ni sus hermanos. Les digo que piensen un poquito, que ellos también tienen familia, y tarde o temprano esto va a pasar”.