La crisis humanitaria es evidente. No tienen comida suficiente, ni medicamentos que deben consumir de por vida.
Es difícil que algún paciente mental se recupere en el dantesco cuadro que viven dentro del Instituto de Rehabilitación Psiquiátrica Raúl Castillo, en Peribeca, estado Táchira. El lugar ha sido abandonado y también sus huéspedes. En las actuales condiciones no tienen forma de poder salir a flote y cada día sus complicados cuadros psiquiátricos empeoran, al no contar con los medicamentos y la alimentación que requieren.
La directora del centro psiquiátrico, Marina Sánchez dice que desde hace cinco meses el Gobierno nacional no gira los recursos correspondientes para funcionamiento y dotación del hospital.
Son 290 seres humanos que requieren medicamentos de forma permanente, pero es difícil conseguir su tratamiento en el país, y sí llegan los productos las droguerías no quieren despachar a este centro de salud, por la alta deuda que tienen con las empresas.
Reales milagros hace el personal médico para permitir un poquitode sosiego a los pacientes. Cuenta Sánchez que por no conseguir los psicofármacos que requieren les están suministrando –cuando consiguen- medicamentos para niños, pero deben triplicar la dosis para permitir que causen algún efecto en los adultos que atienden.
Mantenerse sin el debido tratamiento, con un cuadro de salud como el diagnosticado a la mayoría de los 290 pacientes allí recluidos, es un riesgo casi letal contra estos venezolanos, pero también contra el personal, médico, paramédico, administrativo y obrero que labora en el centro asistencial.
“Arriesgamos la vida a cada momento –dijo una enfermera- porque los pacientes no reciben su tratamiento y tienen crisis de manera permanente. Por su estado no son responsables de sus actos.
El hospital tampoco cuenta con una infraestructura apta. La pobreza y el abandono se palpa en cada espacio, a pesar de los grandes esfuerzos que hace el personal de salud, quienes siguen asistiendo, aún, con un retraso en el pago de más de cinco quincenas, además de los aguinaldos y otros beneficios de Ley que tampoco les pagan.
Pasando hambre
La escasez no solo es de medicina y quincenas, es también de comida. Los pacientes reciben menos alimento del que requieren, porque no hay más para darles. “Están desnutridos, ahora no tienen comida como antes”, afirma Marina Sánchez.
Lo que asigna el gobierno -y que no llega con regularidad- son 200 bolívares diarios por paciente, sí se calcula ese monto en el mercado paralelo de la divisa que se maneja en el país, sería unos 25 centavos de dólar. Al cambio oficial, estaría llegando a un dólar diario por paciente, pero no se paga con regularidad desde hace medio año.
Es que estar en el psiquiátrico de Peribeca es encontrarse de frente con todo lo que NO debe ser un sistema de salud, y con todo lo que no debe ser un gobierno. Pero también, con todo lo que no debe ser una sociedad.