Conseguir pollo y otros alimentos de la cesta básica venezolana, es para muchas de las amas de casa de la ciudad de Maracaibo, un viacrucis.
La situación que se vive actualmente con la distribución de alimentos les afecta fuertemente en su rutina diaria, pues aseguran que pasan el día entero de supermercado en supermercado en la búsqueda de productos de la cesta básica.
Para María Fernández es intolerable pasar varias horas de pie a las afueras de los establecimientos comerciales, pues sufre de la tensión, y la larga cola junto a las fuertes temperaturas de la ciudad, la desgastan física y emocionalmente.
“Yo ya no estoy para estos trotes, pero me toca hacerlo o no como”.
Algunas confiesan que ya es un impulso detenerse cuando precisan alguna cola a ver qué hay, pues estas amas de casa manifiestan que indirectamente la escasez las obligó a acaparar para que nunca les falte alimentos.
“Aveces salgo a las 7 de la mañana y cuando llego me toca esperar a hasta el mediodía, siempre me llevo dinero de más porque indistintamente de lo que vendan debo comprar para guardar, pero hay días en los que regreso a la casa con las manos vacías” afirmó Gladys Amaya.
Gloria Carrillo, otra compradora, aseguró que desde hace más de un mes no sabe lo que es comer pollo, pues la cantidad que distribuyen en los establecimientos es poca y que adquirirlo en las carnicerías le resulta imposible, pues sólo cuenta con dos sueldos en su casa y debe limitar lo que quiera comprar “mi dos hijos son los que me mantienen, cobran sueldo mínimo, con eso no puedo hacer maravillas”.
Completar para comprar un huevo
El panorama de Griselda Olivares es más trágico, pues tiene 57 años y dejó de trabajar por problemas en la columna, actualmente es colaboradora de la misión Madres del Barrio, ella ha tenido que reducir poco a poco los gastos pues lo que le subsidia el gobierno le es insuficiente, manifiesta que no puede hacer colas diariamente, y que en algunas oportunidades sólo ha contado con Bs. 30 para comprar un huevo y poder almorzar.
“Ya no sé cómo hacer, cuando hay se puede otras veces no…, me da sentimiento ir a la nevera y ver que no hay nada que comer”.
Al igual que muchas amas de casa esperan que la escasez de alimentos llegue a su final para evitar las incomodidades de hacer colas, anhelan los tiempos en los que se paseaban por los anaqueles repletos y gozaban del privilegio de escoger lo que quisieran y no de tener que conformarse con lo que hay.