De 10 comunidades indígenas visitadas por el observatorio Kapé Kapé, ninguna tenía un módulo asistencial operativo.
En comunidades indígenas del estado Delta Amacuro han fallecido por lo menos 80 personas por sarampión, el tema malárico es también de gravedad, tuberculosis y tosferina son otras enfermedades que se extienden a Bolívar y Amazonas, según el reporte del observatorio Kapé Kapé.
El problema de la salud en las comunidades indígenas es lo que más preocupa al observatorio. Andrés Castro. investigador en Bolívar, destaca la falta de medicamentos y asistencia médica. De 10 comunidades visitadas en el Bajo Caura, todas tenían cerrados los módulos asistenciales, por lo que deben acudir a Maripa, capital del municipio Sucre en Bolívar, lo que implicados o tres horas de trayecto en vehículo rústico.
«La realidad en cuanto a la situación económica es difícil para los criollos, y para los pueblos indígenas es más grave por ser zonas aisladas, incluso zonas olvidadas y otras que ni siquiera están registrada, lo que aumentan los problemas en distribución de alimentos, medicinas y educación», señaló Castro.
Así como la deserción escolar, la deserción laboral también está presente. En cuatro de 10 comunidades habían desertado maestros a zonas mineras o el exterior, y en las otras seis asistían una vez al día, lo cual evidencia la baja calidad educativa que reciben en estas zonas. Solo dos niños fueron promovidos de sexto grado a primer año.
Por otra parte, hay comunidades indígenas recién constituidas por el desplazamiento de la minería ilegal, siendo amedrentados por grupos armados llamados sindicatos, quienes actúan ante la vista gorda de las autoridades.
«Ya no se dedican a la agricultura o la pesca, sino a ser esclavos de los que trabajan la zona minera», añadió el investigador.
Es de recordar que el Arco Minero del Orinoco no fue consultado con los pueblos indígenas, y esta zona abarca más de 11 mil kilómetros cuadrados, causando problemas en el área de salud y alimentación.