Un buen par de zapatos para niños no baja de Bs. 10 mil y es misión imposible comprar dos pares como años anteriores.
En misión imposible se convirtió la compra de zapatos como parte de los acostumbrados estrenos de Navidad y fin de año. Un buen calzado para niños no baja de 10 mil bolívares, por lo que un sueldo mínimo solo alcanza para buscar con lupas las ofertas, esas que muchos consideran como “los zapatos de Manacho”.
En casa de Betty González son seis los integrantes de la familia. Antes acostumbraba a comprar dos pares de zapatos para cada miembro, de manera que estrenaban 24 y 31.
“Todo está carísimo, esto es fatal, este año compraremos un par de zapatos para cada uno y si acaso.”
González estaba de visita en una de las zapaterías donde había oferta de sandalias a Bs. 750. Su hija las necesitaba para andar en casa. Mientras atendía a sus hijos más pequeños y al nieto, aseguró que saldrá de Maracay rumbo a Caracas o Valencia, a unos 135 kilómetros de la capital, donde aparentemente los precios son más accesibles.
“No solo son los zapatos carísimos, son los pantalones en 12 mil bolívares, toda la ropa, es una locura”.
Anahís Virgüez está encargada de una zapatería y aseguró que están super bajas las ventas en comparación con otros tiempos, en especial con la época prenavideña del año pasado.
“Las ventas han venido bajando año tras año, pero ahorita un par de zapatos cuesta el doble de lo que costaba en diciembre pasado. La gente quiere comprar pero no puede”.
La encargada de la tienda sostuvo que los zapatos para niños es lo que más tiene salida en esta temporada, pero en los últimos días las sandalias en Bs. 750 es lo que se ha vendido en el local.
“No todos tienen la capacidad de pagar 15 mil bolívares por un par de zapatos, porque te vistes o comes pero las dos cosas no se pueden hacer”.
En otros establecimientos consultados manifestaron a El Correo del Orinoco que no hay suficiente despacho de calzados. Los proveedores no envían suficiente cantidad para abastecer las vidrieras y los comerciantes trabajan con lo poco que llega. Alcides Núñez, encargado de otra zapatería, aseguró que no hay escasez sino que los comerciantes no pueden optar por dejar muchos calzados con precios exorbitantes porque corren dos grandes riesgos: que no se vendan y queden fríos en la exhibición o que la fiscalización de Precios Justos los obligue a venderlos a precio regalado.