Para hacer andar un automóvil en Táchira hay que pasar por mil penurias. Es como amanecer en una avenida en tinieblas, sin seguridad policial y rogándole a los santos entrar en la lista de las 100 personas afortunadas para comprar baterías para carro.
Además, deseando que el modelo requerido se encuentre en el único establecimiento que despacha este producto del cual se sirve gente proveniente de tres regiones.
Con un parque automotor superior a los 300 mil vehículos, el Táchira actualmente se encuentra en su peor crisis de transporte debido a la escasez de partes y repuestos.
El déficit sobrepasa la cifra de aproximadamente un 60%.
Tener un automóvil andando es casi un milagro. El chip que se usa para permitir comprar gasolina fue bloqueado a quienes no surtieron por varios días o semanas consecutivas (era época de vacaciones). Así pues, la solución para quienes tenían recursos económicos era simplemente cruzar la frontera y llenar el tanque en la vecina Colombia. Situación ahora imposible, ya que hace dos meses el presidente de la República Nicolás Maduro, decretó el cierre fronterizo.
«Comprar una batería para el carro es exponerte a que te maten»
Comprar baterías para carro implica un peligro: “Vine a tratar de adquirirla, pero realmente es poner en riesgo la vida sin la seguridad, ni siquiera, de que nos la venderán. Llegamos a las 3 de la madrugada y a ésta hora (8:30 am) nunca pasó una patrulla policial. La última vez que compré una batería, hace dos años y medio, fue normal, compré y ya. Ahora es horrible. Como ha cambiado nuestro país”, relató Tahitiana Gómez, quien acompañada de su mamá señaló que la avenida no tiene ni un sólo bombillo funcionando, que “le espantó estar ahí”.
El miedo, la mayoría de los tachirenses lo justifica ya que no pocos han vivido alguna experiencia con el hampa y conocen perfectamente que en el país lamentablemente se registran altas cifras de inseguridad. Por ejemplo, el año pasado sucedieron unos 24 mil asesinatos. Debido a ésta situación, amanecer en una calle a oscuras puede ser letal.
La demanda de baterías y otros repuestos crece cada día porque de los 29 municipios del Táchira y los estados vecinos Apure y Barinas, viene la gente a tratar de comprarlas a un sólo establecimiento, dijo el funcionario de la Prefectura de San Cristóbal, Argimiro Rivera.
La Prefectura adscrita a la Gobernación del Táchira , se encargó hace dos semanas del control de la venta de baterías. La primera acción que tomó éste organismo fue mudar la cola de lugar. Luis Orozco, prefecto de San Cristobal, manifestó que tenía más de 100 denuncias en contra del manejo del proceso de parte de compradores, habitantes y comerciantes de la avenida 19 de Abril (sitio donde se reunía la gente), por las constantes quejas debido a la cantidad de personas que pernoctaban frente a sus casas y comercios las 24 horas del día.
Agregó, que algunas personas cobraban hasta 20 mil bolívares por obtener un cupo para comprar la batería y así librarse de la cola que alcanzaba hasta a 15 cuadras y más de dos días de pernota.
Corrieron la arruga
El prefecto Luis Orozco, asegura que están ayudando a depurar los vicios en la venta de baterías, pero reconoce que la normalidad de la situación está muy lejos. El problema no se soluciona con la intervención de la Prefectura.
- ¿Acaso sólo mudaron el problema de una avenida a otra
- Trasladamos la arruga, pero se está tratando de ubicar un local más grande de una empresa privada. Lo que pasa es que la gente se está viniendo de madrugada y esta zona es peligrosa. Vienen a riesgo porque no hay iluminación, ni seguridad en la avenida. Sólo les decimos que después de las 6 de la mañana es más seguro, pero no tienen otra opción.
- ¿A qué hora llegó la última persona que usted anotó hoy?
- Yo le puedo asegurar que la señora Evangelina Chacón era la número 100. Lo puedo certificar desde que yo llegué a las 7 de la mañana, porque la lista la traigo en blanco.
- ¿A qué hora llegó usted, señora Evangelina Chacón?
- A las 3:30 de la madrugada.
A la tercera va la vencida
Es el segundo intento de Blanca Pérez en la cola de la avenida Rotaria, tampoco logró obtener un cupo. “Me vine hoy a las 2 de la mañana desde Ureña. Llegué a las 4 de la madrugada y otra vez quedé por fuera, soy la número 106”.
Juan Evangelista Contreras, vino desde El Cantón, localidad que queda a dos horas y media de San Cristóbal. “Tengo el número 119 y debo volver. Esto sale caro para uno que viene desde muy lejos. Fíjese que ando en cholas (sandalias) por problemas de salud. Llegué a las 6 de la mañana porque más temprano me da mucho miedo. Te pueden robar y hasta quitarte el carro”.
“Le cuento, pero no ponga mi nombre, sólo diga que me llamo Crisel. Tengo un negocio y me da miedo que me la apliquen”, nos comentó una mujer que acudió cuatro veces al lugar desde las 3:30 de la madrugada para obtener su pase de compra. “A uno le da susto estar aquí, pero qué más podemos hacer”.