La composición de la Resistencia Indígena en Venezuela se aboca a la aceptación, a los no señalamientos y sobre todo al derecho a la vida.
La composición de la Resistencia Indígena en Venezuela es entre el hambre, la pobreza y el olvido. Día de la Resistencia Indígena, o descubrimiento de América o Día de la Hispanidad, indistintamente de la forma en la que sea denominado el 12 de octubre las etnias indígenas en Venezuela aseguran que no tienen nada que celebrar, pues, el mismo significado que tuvo esta fecha hace cientos de años se mantiene vigente hasta el día de hoy, pues el hambre y la crisis los ha obligado a arrancarse de sus tierras y migrar a las ciudades.
Por las calles se les ve, construyendo casas de cartón, con sus hijos colgando de brazos mientras una de sus manos se extiende hacia las ventanas de los carros pidiendo limosna para comer, pues un porcentaje de las etnias han recurrido a esta actividad ya que algunos no tienen la preparación adecuada para ingresar a laborar a cualquier ente.
“No hay trabajos pa’ nosotros…, al marido mío le dieron cobres por limpiar un patio…, tenemos que pedir pa’ comer”, afirma Zully Godoy, miembro de la etnia Yukpa.
Tanto como para Zully, como para los tres hijos que le acompañan en su situación de mendicidad la vida ha sido dura, pues forman parte del grupo de indígenas que abandonaron su asentamiento para ir a las ciudades en búsqueda de alimentos; la improvisada casa en la que vive radica debajo de un pequeño arbusto de un distribuidor vial.
La Resistencia Indígena al hambre es otra de las batallas, pues parte de los números de desnutrición infantil que se registran al occidente de Venezuela, corresponde a niños de diferentes etnias a quienes la escasez de alimentos les ha afectado fuertemente, ya que los pocos productos no llegan a sus comunidades, así como los programas de salud, pues el Ministerio de los Pueblos Indígenas que tanto vociferó Hugo Chávez Frías quedó sólo en eso, en palabras.
Es rutinario observar a las etnias más desasistidas abocarse a los vertederos de basura de los mercados principales, hurgando entre los desechos huesos o algún poco de pellejo para llevar un sustento a sus estómagos.
“Sabemos que nuestros hermanos indígenas son los que más están sufriendo esta crisis, ya hemos pedido en reiteradas oportunidades que se dispongan acciones verdaderas para el beneficio de nuestros hermanos”, manifiesta Antonio Fernández, dirigente indígena.
Otro de los flagelos que afecta a los pueblos indígenas, aunque parezca increíble en pleno siglo XXI, es el racismo, pues este continúa acentuado en gran parte de la sociedad, prueba de ello es el surgimiento del término: “bachaqueros”, el cual nació en el estado Zulia y recae principalmente a una de las más destacas etnias indígenas de Venezuela como lo son: Los Wayuü, a estos se les ha bautizado con ese calificativo debido a su presencia contante en las colas de los supermercados en búsqueda de alimentos regulados.
“No pueden ver una manta guajira porque enseguida es sinónimo de bachaquera”
“Tristemente ya nos hemos acostumbrado a que eso pase todo el tiempo, es imperdonable que todavía los primeros pueblos sigamos viviendo los estigmas del racismo y desprecio sin razón”, manifiesta Gledys Contreras, dirigente indígena.
En la composición de la Resistencia Indígena están sus protagonistas quienes exigen lo mismo que hace siglos atrás políticas públicas volcadas a una inclusión del 100% de todas las etnias, respeto a sus derechos fundamentales como la salud, pero sobre todo a la alimentación