El precio de la lata de atún convirtió este alimento, que solía ser de bajo costo, en un nuevo lujo para pocos venezolanos.
Un alimento que solía ser de bajo costo y por lo tanto de fácil acceso para las personas de pocos recursos es el atún enlatado. Sin embargo, desde hace un año se ha convertido en un lujo incluso para la clase media.
Una lata de atún de 140 gramos cuesta 1200 bolívares, más que el precio en el que se consigue una milanesa de pollo o un bisteck de carne.
«Yo antes comía atún casi todas las noches. Es una excelente fuente de proteína y fácil de preparar con una ensalada, pero ahora es imposible. ¿Quién puede pagar 1.200 o 1.500 por una latica pequeña?», exclama Mariana Luces, una joven de 28 años de clase media.
A comienzos del año 2016, la Unión Nacional de Trabajadores advirtió que empresas enlatadoras cerrarían por la falta de materia prima. Los representantes de las organizaciones señalaron que la flota pesquera de Sucre estaba paralizada en enero y que temían que los dueños venderían las embarcaciones por la baja rentabilidad.
En apenas cinco meses el abastecimiento de atún ha bajado considerablemente. Aunque no se tienen cifras oficiales, la realidad es visible en los anaqueles. Las pocas latas que se consiguen en algunos supermercados son “incomprables”, según denuncian los consumidores. En lo que va de año, el alza en el precio ha sido de hasta 500% en algunos casos.
“La gente ve las latas ahí y no las lleva porque es que el precio es impagable”, comentó una cajera de supermercado en Caracas.
Los ciudadanos prefieren optar por comprar otros alimentos. Algunos han sustituido incluso el atún en lata por sardinas. «Una cosa que antes solo comían los que no tenían nada y ahora nos toca a todos. O comemos sardinas o no comeremos nada», afirmó Luz, una señora de 65 años de clase media.