Una mujer de nacionalidad colombiana cuenta que no puede comprar pañales ni productos básicos por no tener cédula venezolana.
Eugenia (nombre cambiado para proteger su identidad) es una colombiana de 35 años de edad, los últimos 14 ha estado viviendo en Venezuela. Salió de su tierra natal en 2002 buscando mejores oportunidades laborales. Sin embargo, actualmente se pregunta si la decisión que tomó fue la correcta. Tiene siete meses de embarazo y no le han permitido comprar pañales, toallas húmedas, alimentos y demás productos que necesita para el bebé que está en camino. La razón es que no tiene cédula venezolana.
«Antes dejaban que mi hija de 13 años de edad comprara con su cédula porque ella sí nació aquí, pero desde que se puso más fuerte esto de la escasez y los controles para comprar, dicen que ella tampoco puede porque es menor de edad. Entonces ni ella ni yo podemos comprar», reclama la mujer de nacionalidad colombiana.
Eugenia explica que en 2012, cuando se cumplió el tiempo reglamentario, pidió la nacionalidad, pero no fue sino hasta 2014 cuando le dieron respuesta positiva. «Tuve suerte porque tengo amigos colombianos a los que los dejan esperando años y más nunca saben nada de eso. Hay otros a los que les dicen que no inmediatamente sin ninguna razón aparente».
Pero a pesar de la respuesta positiva, ya han pasado dos años y aún no consigue obtener la cédula venezolana. Siempre ha querido estar legal y nacionalizarse por la afinidad que siente con el país, pero confiesa que en estos momentos le urge por la simple necesidad de adquirir productos. «Mi hijo va a nacer en dos meses y esto ha sido un tormento. ¿Cómo le compro los pañales? Para nadie es un secreto que uno tiene que ir comprando y guardando. Yo he tenido que andar de favor en favor con amigos que me van ayudando», dice.
Eugenia lamenta que no haya una norma específica para regular la forma en la que se debe operar en estos casos. Señala que en cada supermercado se toman decisiones distintas sobre la base del criterio del dueño. «Hay unos que sí dejan que uno compre con la cédula de extranjero, pero la mayoría dice que no porque la poca comida que hay no quieren que sea para uno».
Aunque no se atreve a dar su nombre y apellido por temor a represalias, hace un llamado al gobierno para que agilice los trámites legales para ella y el resto de los colombianos que se encuentran en una situación parecida en Venezuela.