El diputado Julio Montoya conversaba con vendedores informales de Guayana, para promover el 20% para el revocatorio.
No había ningún tipo de alteración del orden público. En la avenida principal de Unare, cerca de la conocida ‘Esquina Caliente’ en Puerto Ordaz, el diputado a la Asamblea Nacional por Primero Justicia, Julio Montoya, realizaba un recorrido y conversaba con vendedores informales sobre el referendo revocatorio al presidente Nicolás Maduro. La respuesta de la ciudadanía era en apoyo a la recolección del 20%. Su motivación: salir de la crisis que vive Venezuela.
«El revocatorio es la única salida constitucional, pacífica y democrática a esta crisis. Vamos a salir de esto, pero para ello necesitamos contar con su apoyo en la recolección del 20%», expresaba el parlamentario, luego de conversar con cada ciudadano que manifestaba su día a día para comprar alimentos.
Estratégicamente, luego que el diputado ofreciera declaraciones a los medios de comunicación, y que la mayoría de estos se retiraran del lugar, llegó un grupo de colectivos, algunos de ellos armados, identificados con la Gran Misión Simón Bolívar. Estos mismos fueron los que amedrentaron hace casi un mes la rueda de prensa ofrecida por dirigentes opositores en el Santo Tomé de Los Olivos, en Puerto Ordaz, en rechazo a la detención de los estudiantes de Voluntad Popular.
Los motorizados exigían al diputado Montoya y el resto de los dirigentes abandonar el lugar, alegando que querían «alborotar a la gente». Para evitar una mayor confrontación, opositores se alejaron de los colectivos, pero continuaron su recorrido, a pesar de que eran perseguidos por el grupo oficialista que intentaba amedrentar. En el lugar estuvieron presentes funcionarios policiales y del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).
Respuesta de miedo
Para la dirigencia opositora, las amenazas de colectivos chavistas es una respuesta al «miedo que tienen a un referendo revocatorio«, tomando en consideración las declaraciones que han dado voceros del gobierno y los intentos de impedir el proceso con acusaciones y afirmaciones adelantadas, como las presuntas firmas de usurpación de identidad y la posibilidad de anular a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) como partido político.
Ciudadanos que presenciaban el hecho, por su parte, repudiaban la presencia de los colectivos, a quienes les reclamaban la forma cómo intentaban impedir la actividad.
«Esa gente no es de aquí. Quiénes son ellos para decir quién puede venir, qué podemos hacer y qué no. Ellos no son los dueños de la ciudad para que vengan a mandar», reclamaba una señora del sector.