El fenómeno El Niño y el bajo nivel del embalse de Guri instan a aplicar un racionamiento energético, aunado a que de por sí en algunas zonas de Puerto Ordaz y San Félix los cortes de luz son constantes. El punto es: ¿Qué alternativa tiene la población si no puede usar cocina eléctrica, pero tampoco consiguen bombonas de gas sin hacer colas en Venezuela?
En sectores de bajos recursos ni se piensa en el uso de la cocina eléctrica; en las zonas de clase media están en un 50-50, el hecho es que todos los que usan cocina a gas deben pasar por el trajín de hacer una larga cola o comprar a excesivos sobreprecios.
Carmen tiene la ventaja de que en su edificio cuentan con suministro de gas directo a los apartamentos. Sin embargo, “cuando se va el gas pasamos hasta una semana para que venga el camión a surtir otra vez, y muchas veces no llenan completo el tanque que abastece a los seis edificios de la urbanización”.
Desde 2002, con el paro petrolero en Venezuela donde la escasez de gas también se hizo presente, Carmen tomó la previsión de comprar una cocina eléctrica portátil de dos hornillas, las cuales hoy no se consiguen o su precio es elevado.
“Cuando se va el gas, saco mi cocinita eléctrica y la enchufo. No es igual porque jala mucha corriente y no puedo cocinar por muchas horas porque el cable se recalienta, esas cocinas son para sacarlo a uno de aprieto no para tenerlas fijas. El rollo es cuando no hay gas y, de paso, se va la luz”, agrega Carmen, una ama de casa guayanesa.
En sectores más pobres han llegado a retroceder en el tiempo y volver a la cocina a leña, a las afueras de la casa, cosa que no pueden hacer los de la ciudad, menos los que habitan en apartamentos.
Este fin de semana en San Félix el escenario era el mismo como en casi todas las calles de Venezuela. ¿Qué estaban vendiendo?, ¿leche, arroz, harina, papel higiénico, harina pan, aceite, mantequilla? Ninguno de esos productos, la cola era para comprar una bombona de gas, muchos sin la suerte de cumplir con el objetivo.