La necesidad de adquirir los escasos productos de primera necesidad, no distingue edad ni condición a la hora de hacer colas en Venezuela.
Embarazadas, ancianos y discapacitados por igual, deben hacer largas colas en Venezuela para adquirir los productos de primera necesidad. Los venezolanos se acostumbraron a pasar trabajo, sed, cansancio y agotamiento todos los días y en Aragua la situación no es distinta, aquí nadie escapa de la situación.
De pronto se volvió común una aglomeración de personas y es que, en determinado establecimiento llegó alguno de los productos de la cesta básica y bajo el sol inclemente comienza la travesía.
Por número terminal de cédula se expende el champú para el cabello, papel higiénico, pasta dental, pañales desechables para niños o adultos, hojillas de afeitar o toallitas húmedas para bebés. Más adelante otra cola advierte que en el supermercado llegó leche polvo, pollo, café, pasta, harina de trigo, carne regulada o aceite para freir.
Esther Ordoñez se mantenía en la cola de una red de farmacias donde esperaba su turno para entrar al establecimiento. No sabía que se expendería ese día pero su cédula de identidad termina en 9 y le correspondía comprar ese viernes. Desde las 6 de la mañana estaba en su cola a la espera que abriera el establecimiento, era la número 154 y ya a las 8:00 de la mañana la decepción y la rabia se habían apoderado de ella. No hubo artículos regulados para vender y perdió su tiempo en la cola. Ese viernes se le fue sin comprar el champú que necesita
“Estoy cansada de tener que hacer cola para todo y a veces para nada, porque cuando a uno por fin le llega su turno el producto se acaba”.
En Venezuela no hay consideración de ningún tipo, porque igual mujeres embarazadas y personas de la tercera edad deben hacer sus colas para adquirir alimentos o productos de primera necesidad.
Marien Carrasquel es una de las embarazadas que ha dedicado toda su etapa a permanecer en una cola. No trabaja, habita con su abuela quien no puede dejar su puesto laboral para hacer una cola.
“Soy madre soltera, se me hace difícil pero tengo que salir a luchar por mi bebé”. Afortunadamente son 28 semanas de un embarazo sano, porque de lo contrario la adquisición de los productos tuviera otra historia.
“Salgo todos los días a cazar qué consigo”, comentó la joven mujer quien señaló que debe portar en su cartera el último ecosonograma y el informe médico, requisitos que le exigen en los establecimientos para venderle un paquete de pañales desechables para recién nacido o talla P. No basta con su pronunciado vientre que está a la vista de todos, eso no cuenta al momento de adquirir los pañales para el pequeño que está por nacer.
“En la cola me canso, el bebé patea, me da sed pero hay que hacerlo porque los «bachaqueros» venden un paquete de pañales con precio cinco veces por encima del costo. Ni contarte cuando consigo pollo y las colas que tengo que hacer. Esto cansa, estoy cansada”.
Bachaqueros es el término empleado por el propio presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, para denominar a quienes se dedican a hacer colas, comprar los productos y revenderlos a precios exhorbitantes, aprovechando la necesidad del pueblo que no consigue en los anaqueles los productos de la cesta básica.