Compradores denunciaron que son obligados a usar las captahuellas para comprar cualquier producto.
Aunque no fueron instaladas con esa finalidad, las máquinas captahuellas que funcionan en los principales supermercados del país, desde noviembre del año pasado, limitan la cantidad de productos que pueden llevar a casa los clientes.
Así lo constató el equipo reporteril de El Correo del Orinoco en un recorrido realizado por las más grandes cadenas de distribución de alimentos y medicamentos en la zona norte del estado Anzoátegui.
En los supermercados Unicasa, obligan a los clientes a poner su huella dactilar hasta para comprar almuerzos.
Igual ocurre en la red de Farmatodo, donde para comprar un refresco y par de snacks, la señora Dilma Reyes tuvo que colocar sus dedos sobre el lector digital.
“Yo vengo siempre a este supermercado y hasta para llevarme un caramelo a casa tengo que traer la cédula y dar mis huellas”.
Ese panorama contrasta con las declaraciones ofrecidas por el ex superintendente de precios justos, Andrés Eloy Méndez, quien a finales del año pasado dijo a medios oficiales que el aparato sólo controlaría la comercialización semanal de productos de primera necesidad.
Elis Alarcón, gerente del supermercado Central Madeirense, ubicado en la avenida Municipal de Puerto La Cruz, afirmó que las captadoras dactilares sólo se utilizan para productos regulados y de mayor demanda.
Siguen las colas
Otra de los objetivos de las máquinas dactilares, según Andrés Eloy Méndez, era la de “eliminar” las colas que aún se siguen viendo en los supermercados de todo el territorio nacional.
Ese deseo gubernamental no se ha consumado, por el contrario, las largas filas de personas ávidas de alimentos han crecido.
Carlos Osorio, Ministro de Alimentación, informó en junio del año en curso que la venta por terminal de cédula serían eliminadas en un tiempo prudencial, pero la realidad también es muy distinta.
Pagadas por los privados
Se conoció que cada una de las máquinas captahuellas fueron pagadas por los propietarios de los supermercados, a un precio que ronda los Bs 15.000 y Bs 20.000 por unidad.
Estos aparatos , que en principio controlarían las ventas de arroz, leche, pollo, carne, papel higiénico, entre otros productos, están conectados con las bases de datos del CNE, Saime y la telefónica Cantv.
El Estado venezolano las ha importado a través de la Corporación Venezolana de Comercio Exterior (Corpovex).