La cadena hispana Telemundo realizó un trabajo periodístico llamado Balseros Venezolanos para mostrar la dura realidad de hombres y mujeres que salen del país por mar en busca de un futuro mejor.
Algunos balseros venezolanos que salen desde las costas falconianas deben pagar a los lancheros 200 dólares para llegar a la isla de Curazao, un viaje que tiene una duración de siete horas. Testimonios recogidos en un reportaje de Telemundo por el periodista venezolano Fausto Malavé, muestra la realidad que impulsa a hombres y mujeres venezolanos a esta situación.
En Curazao las autoridades aseguran no saber cuántos venezolanos se han radicado ilegalmente en los últimos meses según expone Roderick Goberneu, del servicio de Guarda Costas de Curazao quien explicó que han detenido a varias embarcaciones con balseros venezolanos.
“Pero no podemos decir aún que la situación es preocupante. Nos mantenemos en constante vigilancia”, expuso el funcionario.
Son siete horas en lanchas que deben estar los balseros venezolanos y luego lanzarse al mar y nadar unos 200 metros para tocar tierra firme y para poder, finalmente, llegar a un espacio que espera pueda brindarle mejores oportunidades que en su país.
Los testimoniales de la cadena televisiva son explícitos. Hay casos de balseros venezolanos deportados que reinciden por la necesidad.
Para la gobernadora de Curazao esta situación de los balseros venezolanos es preocupante y denunció además que en el caso de las mujeres, se están dedicando a la prostitución.
Venezolanas se adentran en aguas profundas
El reportaje muestra una realidad aún mas ruda cuando se trata de la presencia de mujeres venezolanas que se dedican a la prostitución, un negocio que todos conocen pero que las autoridades no confirman que existe.
Las declaraciones de las mujeres que están en la isla confirman que, a diferencia de los balseros venezolanos, ellas vienen en avión, les pagan el boleto y además les esperan en el aeropuerto para entregarles los dólares que exige migración para demostrar que vienen como turistas.
Una de las jóvenes expone que al llegar tiene una deuda de al menos 400 dólares que debe pagar y para ello le ofrecen casa y trabajo en un bar. “No nos obligan a prostituirnos pero lo ponen todo tan estrecho que muchas tienen que hacerlo” aseguró.
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