La frase “Jefe, no iré hoy porque no conseguí efectivo” se ha convertido en la más popular de hoy en día entre los venezolanos. Tanto en las empresas públicas como privadas, se percibe un ausentismo laboral de al menos 40%.
Desde septiembre de 2017, una nueva piedra en el zapato se le atravesaba a los venezolanos de a pie. Efectivo no se conseguía. Un ciudadano debía pasar al menos 2 ó 3 horas en una cola dentro de una entidad bancaria para obtener la desdichada cantidad de 10 mil bolívares.
La situación fue empeorando y ya en enero de 2018, ni por hacer las larguísimas colas en los distintos bancos donde se contarán con cuentas de ahorro o corriente, se obtenía una cantidad aceptable de papel moneda.
Mientras tanto, el pasaje en autobús fue incrementado a medida que subía la inflación en el país y aunque la ruta interna en Caracas se mantiene en 2 mil bolívares, otras rutas de ciudades dormitorio como Guarenas, Guatire o los Valles del Tuy se ubican en 15 mil bolívares, muy por encima del efectivo que pueda retirarse diariamente.
“Ahora solo voy dos o tres días a la oficina, el resto lo hago desde casa, siempre que tenga buena conexión a internet”, dice una joven ingeniera en informática que labora en Chacao y reside en la ciudad de Guatire.
Claro que no todos los trabajos permiten realizar las actividades desde el hogar.
“Al principio me daba mucha vergüenza con los jefes estar faltando, pero a medida que ellos se dieron cuenta que de verdad era imposible conseguir el efectivo, empecé a hacerlo más y ahora solo voy una o dos veces a la semana”, explica un trabajador de un medio de comunicación ubicado en Caracas, que reside en Ocumare del Tuy.
Las gerencias y directivas se muestran conscientes de lo que ocurre en el país y aunque no están del todo de acuerdo con el ausentismo, no hay mucho que puedan hacer.
“A nosotros también nos puede pasar, claro que nuestra responsabilidad con la empresa está en otro nivel, al igual que los salarios que podemos percibir”, sentencia el gerente general de un supermercado ubicado en La Florida.
El empleador entiende que además los sueldos que pueden ofrecer no son realmente competitivos ni existen tampoco grandes beneficios que puedan comprometer a los trabajadores con la compañía.
El sentido de pertenencia y la empatía con la empresa va decayendo en Venezuela y es entonces cuando se observan más puestos de trabajo vacíos, ya sea por la masiva migración o por la cantidad de ciudadanos que prefieren dedicarse a la nueva práctica de empleos freelance, con mejores ingresos y desde la comodidad del hogar, sin gastos extras.