Crisis económica de Venezuela comida gratisAún con la intensa crisis económica de Venezuela 17 abuelitos tienen un plato de comida en una de las mesas del comedor de la tercera edad de Framerse.

Ni la crisis económica de Venezuela ni la escasez de alimentos ha impedido que el pan siga llegando a los consentidos del barrio El Valle: los abuelos. En un popular lugar de esa comunidad situada al norte de Maracaibo, en el estado Zulia, se erige el “Club de la tercera edad”, un recinto al que los adultos mayores acuden diariamente para compartir anécdotas de vida, sabiduría, fe y alimentos.

La idea surgió de un español llamado Antonio Abello, quien era el sacerdote de la Capilla Nuestra Señora de la Merced del Valle, él, junto a un variado grupo de abuelitos decidieron, hace casi 30 años, crear un lugar en el cual poder compartir sus últimos días. Desde ese entonces la vida les cambió a centenares de abuelitos que día a día han acudido a este sitio, pues allí, además de un poco de felicidad, obtienen un beneficio que se ha vuelto imposible en los últimos días debido a la crisis económica de Venezuela como lo es: la comida.

Hilda Linares, es una de las encargadas de este comedor desde hace casi dos décadas, ella precisa que a pesar de la crisis económica de Venezuela este club se resiste morir, pues exclama que en ese lugar vive Dios, y que al ser así nada puede acabarlo.

“El Club de la tercera edad nace hace 28 años y para ese tiempo atendíamos a 72 abuelos, pero aquella era la época de los huevos de oro, había más facilidad para adquirir las cosas, porque el génesis de este club era eso, ofrecerles comida a los mayores, ellos venían para acá y siempre iban a tener su plato de comida seguro, incluso cuando no podían íbamos a llevárselo nosotros a sus casas”, afirma Linares.

Pero con el paso del tiempo el número de asistentes fue disminuyendo, pues las enfermedades, los quebrantos e incluso hasta la muerte llegó a quienes fueron parte de los abuelos fundadores. La idea de expandirlo y llevarlo a otras personas se hizo presente, por eso al poco tiempo de fundado, funcionó en el mismo lugar un comedor infantil, que iba dirigido a los niños más necesitados de la zona.

“Aquí ha colaborado mucha gente, esto hace años funcionaba en la mañana para los niños y en la tarde para los abuelitos, pero fue un momento en el que muchas familias surgieron y con ellas los niños, ellos dejaron de venir y pasamos a atender solo casos especiales”, afirma Linares.

Linares asevera que, a pesar de las adversidades, una tarde en el club de la tercera edad es propicia para olvidarse de problemas como la crisis económica de Venezuela, pues estos abuelitos se transforman en unos muchachos que con cada sonrisa llenan de vida el lugar.

“Ellos aquí juegan dominó, cartas, conversan, gritan, realizan diferentes actividades que los mantienen activos, porque a esta edad muchos se alejan del mundo, en cambio ellos se integran y ese mismo compartir es un cambio positivo para ellos”, exclama Linares.

Beneficiarios del Club de la tercera edad

Una de las historias que se encuentran en el Club de la tercera edad es la de Ana Olano, ella con una sonrisa inquieta asegura que llegó al lugar por recomendación de sus nietos quienes asistían a la Capilla alterna a al recinto, desde ese entonces manifiesta que cada día de 2:00 pm a 5:00 pm este lugar se ha convertido en su segunda casa.

“Nos traen los nietos para acá, pasamos buscando a las otras muchachas, porque nosotras somos unas pavas todavía, hacemos muchas actividades porque hasta cursos de panadería y repostería nos dan acá cada cierto tiempo…, en diciembre hacemos actos culturales y hasta bailamos”, manifiesta entre risas Olano.

En las mesas de este Club de la tercera edad se sientan a diario historias diferentes, unas alegres y otras tristes, como el caso del señor Jairo Martínez, quien hace siete años un accidente automovilístico lo dejó técnicamente inmóvil, y con el paso del tiempo ha recuperado parte de sus movimientos entre las paredes de este sitio.

“Desde hace siete años estoy así, aquí me han tendido una mano amiga porque debido a mi condición no puedo trabajar, en el comedor tengo mi comida todos los días, veo jugar a los compañeros…, esto ha sido una experiencia maravillosa y me siento en familia, porque somos una familia”, afirma Martínez.

Martínez manifiesta que lo que más desea es que todos los abuelos de Venezuela reciban la atención que se merecen, y a título personal ser ayudado para poder operarse y recuperarse por completo ya que revela que su mayor sueño es poder tomar de la mano a su hijo para caminar por un parque.

“Me quiero curar, salir adelante ver crecer más a mi familia, pero para eso vamos a necesitar mucha salud y sé que Dios nos la va a dar a cada uno de nosotros”, finaliza Martínez.

 Ayudas para el club de la tercera edad.

Los encargados de este club aseguran que lo que más le preocupa es que un día se queden sin comida para ofrecer, debido a la actual crisis económica de Venezuela, por lo que agradecen a cada persona los donativos que realizan y que así sea poco es de gran ayuda para mantener en pie este lugar.

“Quien quiera pasarse una tarde compartiendo con estos maravillosos señores es bienvenido, si desean colaborar también lo es, de hecho, aquí recibimos hasta ropa usada que además de ayudar para aquellos abuelos que lo necesiten las vendemos para comprar comida cuando nos falta”, exhorta Hilda Linares.

La necesidad central de este lugar no está solo en la comida que deben preparar a diario, sino en la atención médica, pues cada abuelo presenta una patología distinta que requiere de supervisión profesional.

“Antes teníamos una doctora que venía a chequear una vez por semana a los abuelitos incluso cuando se podía se les conseguían las medicinas a quienes lo necesitaran, hoy no tenemos esa atención y quisiéramos retomarla, porque la labor social de este club está en brindarle calidad de vida a estos maravillosos seres”, finaliza Linares.

Si desea colaborar con esta maravillosa labor puede acudir al Club de la tercera edad ubicado al lado de la Capilla Nuestra Señora de la Merced del Valle en el barrio 18 de Octubre sector El Valle en la avenida 6 entre calles O y P, Maracibo, estado Zulia.